La inseguridad en Colombia ha alcanzado niveles alarmantes, y la confianza en la capacidad del gobierno para garantizar la seguridad ciudadana se ha erosionado significativamente. En medio de este clima de incertidumbre, la figura del Ministro de Defensa emerge como foco de críticas y cuestionamientos. Su gestión ha sido señalada por no abordar de manera efectiva los crecientes desafíos de seguridad, y su liderazgo ha sido cuestionado en momentos críticos para la estabilidad del país. La moción de censura en su contra refleja no solo la preocupación por la escalada de la violencia, sino también la percepción generalizada de un debilitamiento de las instituciones encargadas de proteger a la población. En este contexto, el debate sobre su idoneidad para seguir al mando del Ministerio de Defensa se convierte en un reflejo de las profundas tensiones y desafíos que enfrenta Colombia en materia de seguridad y estabilidad institucional.

